El ictus en personas mayores puede manifestarse a través de diversos síntomas. Entre algunos de estos síntomas, podemos encontrar la debilidad repentina, la pérdida de sensibilidad en una parte del cuerpo, la dificultad para hablar, la alteración de la marcha y la cefalea intensa sin causa justificada entre otros.
El micro ictus, aunque se manifieste de forma breve, puede ser un indicativo de un ictus posterior más grave. Estas señales debemos poder identificarlas para poder actuar de forma temprana y brindar el cuidado adecuado a las personas mayores afectadas.
En el siguiente artículo, desde avera exploraremos más en detalle los síntomas de un ictus en personas mayores, intentando siempre ayudar a los que más queremos.
Tipos de ictus
A continuación, vamos a ver los diferentes tipos de ictus que pueden afectar a las personas mayores. Es importante que comprendamos estas distintas variantes para poder identificar los síntomas y brindar el tratamiento adecuado.
Ictus isquémico
El ictus isquémico es el tipo más común que afecta a las personas mayores. Se produce cuando una arteria es obstruida, lo que impide un flujo sanguíneo correcto hacia una parte del cerebro. Esta falta de riego sanguíneo puede deberse a la formación de un coágulo o a una estrechez en el vaso sanguíneo.
Ictus hemorrágico
El ictus hemorrágico se produce cuando un vaso sanguíneo en el cerebro ha sufrido una rotura y provoca una hemorragia. Esta hemorragia puede ser causada por la ruptura de una arteria o un aneurisma, y puede resultar en daños graves en el tejido cerebral.
Micro ictus
El micro ictus, también conocido como accidente isquémico transitorio, es una interrupción breve del flujo sanguíneo en una parte del cerebro. Sus síntomas, aunque pueden desaparecer rápidamente, debemos de tenerlos en cuenta, puesto que puede ser un indicador de un futuro ictus más grave.
Como hemos visto en estos principales tipos de ictus, cada tipo requiere un enfoque específico en cuanto al tratamiento y la prevención, por lo que es importante que tanto sus cuidadores, como los familiares estén informados sobre estas diferencias.
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Síntomas del ictus en personas mayores
A continuación, veremos los síntomas del ictus mas comunes en personas mayores. Estos síntomas pueden variar, pero debemos estar familiarizados con las señales de advertencia más comunes que pueden indicar la presencia de esta condición. Detectar rápidamente estos síntomas puede ser decisivo para buscar atención médica urgente y actuar adecuadamente.
Algunos de los síntomas principales que pueden alertar sobre un posible ictus en personas mayores incluyen:
- Debilidad repentina o falta de fuerza: La aparición repentina de debilidad en un lado del cuerpo, como en el brazo o la pierna, puede ser un signo de ictus.
- Pérdida de sensibilidad en una parte del cuerpo: Si una persona mayor experimenta entumecimiento o pérdida de sensibilidad en una parte del cuerpo, especialmente en un lado, esto podría indicar un posible ictus.
- Dificultad para hablar o cambios en el habla: Problemas para articular palabras, dificultad para comprender el lenguaje o cambios notables en el habla de las personas, pueden ser señales claras de alerta de un ictus.
- Pérdida de coordinación y alteración de la marcha: Dificultad para caminar, falta de equilibrio o coordinación motora alterada, pueden ser indicadores de un ictus en personas mayores.
- Cefalea intensa sin causa justificada: Si una persona mayor experimenta un dolor de cabeza extremadamente intenso y repentino sin una causa conocida, es importante considerar la posibilidad de un ictus.
- Pérdida de visión: La aparición repentina de pérdida parcial o completa de la visión en uno o ambos ojos puede ser un síntoma de un posible ictus en personas mayores.
Debemos tener en cuenta que estos síntomas pueden variar de una persona a otra y que la presencia de uno o varios de ellos no garantiza necesariamente la presencia de un ictus. Sin embargo, si se observan estos signos de alerta, deberíamos buscar atención médica lo antes posible para una evaluación adecuada.
El micro ictus: Una variante silenciosa
Este tipo de ictus, también conocido como accidente isquémico transitorio, es una interrupción breve del flujo sanguíneo en una parte del cerebro. Aunque los síntomas de un micro ictus suelen desaparecer en un tiempo relativamente corto, es importante tener en cuenta que puede ser un indicador de un ictus posterior de mayor repercusión.
Los síntomas de un micro ictus pueden ser sutiles y pasan desapercibidos en muchas ocasiones. Puede manifestarse como un leve entumecimiento o debilidad en una extremidad, dificultad para hablar o comprender el lenguaje, o incluso como una breve pérdida de visión en uno o ambos ojos como hemos comentado anteriormente.
Es importante destacar, que el micro ictus puede ser un llamado de atención para tomar medidas preventivas, mejorar nuestra calidad de vida y reducir el riesgo de sufrir un ictus completo.
Adoptar un estilo de vida saludable, controlando la presión arterial, manteniendo niveles saludables de colesterol, haciendo ejercicio regularmente y evitando el consumo de alcohol, no ayudará a prevenir la aparición de un ictus.
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Consecuencias del ictus en personas mayores
Una de las mayores preocupaciones de nuestros mayores, son las consecuencias que les podría traer un ictus en diversos aspectos de su vida y en el día a día. Por ello, debemos comprender las repercusiones físicas, cognitivas y emocionales que pueden experimentar los pacientes tras sufrir un episodio de ictus.
Limitaciones físicas
La pérdida de movilidad es una de las consecuencias más comunes del ictus en personas mayores. Muchos pacientes pueden experimentar debilidad o parálisis en uno o más miembros, lo que dificultaría su capacidad para moverse y realizar actividades cotidianas.
Los problemas de coordinación también son frecuentes después de un ictus. La capacidad para realizar movimientos precisos y equilibrados puede verse comprometida, por lo que afectaría la habilidad para caminar y realizar tareas que requieren destreza manual.
Consecuencias cognitivas y conductuales
La disminución de las funciones cognitivas, como la memoria, la atención y la concentración, es una de las consecuencia frecuentes en las personas mayores que han sufrido algún tipo de ictus. Esto puede dificultar su capacidad para realizar tareas cognitivas y reducir su independencia en la vida diaria.
La hemiplejia, que es la pérdida de movimiento en un lado del cuerpo, afecta significativamente la calidad de vida de los pacientes mayores. Puede implicar dificultades para vestirse, comer o realizar actividades básicas de autocuidado.
Las alteraciones emocionales son otra consecuencia común del ictus en personas mayores. Pueden experimentar cambios en el estado de ánimo, como la depresión, la ansiedad o la irritabilidad, que afectan su bienestar emocional y su relación con los demás.
Afrontar las consecuencias de un ictus en personas mayores requiere de cuidados multidisciplinarios y personalizados.
Es fundamental contar con cuidadores expertos en ictus especializados que pueda brindar el apoyo necesario para facilitar la recuperación y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Recuperación de un ictus en personas mayores
La recuperación de un ictus en personas mayores es un proceso gradual y requiere de cuidados continuos y a largo plazo. Debemos brindar un enfoque multidisciplinario y proporcionar el apoyo necesario para ayudar a la persona afectada a recuperar la mayor funcionalidad posible.
En esta etapa, contar con un equipo médico especializado que pueda evaluar y diseñar un plan de rehabilitación personalizado es fundamental. Este plan puede incluir desde terapias físicas, ocupacionales y del habla, con el objetivo de mejorar la movilidad, la coordinación, la comunicación y la autonomía de las personas afectadas.
Además de las terapias, es esencial ofrecer un entorno seguro y adaptado a las necesidades de la persona. Esto implica realizar modificaciones en el hogar, como eliminar obstáculos, instalar barras de apoyo y colocar ayudas técnicas que faciliten la movilidad de las personas.
El apoyo emocional también juega un papel vital en la recuperación. Los familiares y los cuidadores, deben estar presentes y ofrecer un entorno afectivo y comprensivo. Además, es importante fomentar la motivación y la perseverancia, ya que la recuperación puede llevar tiempo y esfuerzo.
También, debemos educar a la persona afectada y a sus familiares sobre cómo prevenir futuros episodios de ictus. Esto incluye la adopción de un estilo de vida saludable, que comprenda una alimentación equilibrada, la práctica regular de ejercicio físico y el control de los factores de riesgo, como la hipertensión arterial y el colesterol elevado.
Por suerte para familiares y afectados, en España contamos con importantes asociaciones y federaciones, que brindan apoyo y ayuda.
Contamos con la Federación Española del Ictus, la Fundación Ictus o la Neuroafeic (Asociación de familiares y enfermos de ictus).
Tratamiento y prevención del ictus en personas mayores
El tratamiento del ictus en personas mayores dependerá de la gravedad y el tipo de ictus que haya sufrido el paciente. En la mayoría de los casos, será importante la rehabilitación para ayudar en la recuperación y la mejora de la funcionalidad.
Esta rehabilitación puede incluir terapia física, terapia ocupacional y terapia del habla, entre otros enfoques. Los objetivos del tratamiento son restaurar la movilidad de los afectados, mejorar la coordinación y ayudar a recuperar las habilidades lingüísticas y cognitivas que hayan sido afectadas por el ictus.
Además de la rehabilitación, será necesario realizar un seguimiento médico regular para controlar el progreso y ajustar el tratamiento según sea necesario. Esto implica visitas a especialistas como neurólogos, cardiólogos y fisioterapeutas.
En cuanto a la prevención del ictus en personas mayores, es fundamental adoptar medidas que ayuden a reducir el riesgo de sufrir un episodio de ictus. Estas medidas incluyen:
- Mantener una dieta equilibrada y saludable, evitando alimentos ricos en grasas saturadas y colesterol.
- Controlar y mantener niveles adecuados de presión arterial y colesterol.
- Mantener un peso saludable y realizar actividad física regularmente.
- Evitar el consumo de alcohol y no fumar.
- Gestionar el estrés y llevar una vida equilibrada y activa.
Debemos de estar al tanto de los factores de riesgo adicionales que pueden aumentar las posibilidades de sufrir un ictus, como la diabetes, la fibrilación auricular o la enfermedad cardíaca, y tomar medidas para controlarlos y tratarlos adecuadamente.
Acompañamiento profesional para superar el ictus
En avera, entendemos la complejidad del ictus en personas mayores y nos comprometemos con nuestros servicios personalizados a ofrecer un cuidado especializado para enfrentar esta condición.
Nuestros cuidadores proporcionarán el soporte necesario con el mayor de sus cariños, promoviendo una recuperación efectiva y mejorando la calidad de vida de los que más nos importa, nuestros mayores.
Si tú o un ser querido necesitáis asistencia profesional para superar las secuelas de un ictus, contacta con nosotros, estamos aquí para ayudaros en cada paso de vuestro camino.
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